Nació entre ustedes y yo una amistad más linda, más hermosa, más limpia

NAVIDAD 2023/24

¿CÓMO AGRADECER LA AMISTAD, EL CARIÑO Y LA FE?

Cuando Norberto me dijo en un WhatsApp que me habían enviado 2.365,00 + 400 euros para los proyectos de las escuelas y del internado de niñas en Songo, le contesté algo así como: “La verdad es que ya no sé cómo agradecer a la gente del Norte tanta generosidad, pero aún así les escribiré unas letras”. Él me respondió que sí, que debía escribir unas letras, y desde entonces estoy pensando qué decirles que no les haya dicho antes.

            Hace un momento me vino otra vez a la mente esta pregunta: ¿Cómo podré agradecerles la amistad, el cariño y la fe a la parroquia “que me vio nacer” como sacerdote? Sin duda alguna, Lanzarote fue mi primer amor, ese que te acompaña toda la vida, porque ahí viví mis años mozos como sacerdote, y donde pude aprender, a base de errores, lo que soy. Muchas personas me acompañaron desde que llegué, porque me vieron muy jovencito y muy perdido. Yo no sabía lo que era ser cura y ustedes me lo enseñaron.

            Mis primeros años los pasé visitando casa por casa, especialmente de los enfermos, donde me olvidaba de la hora y disfrutaba escuchando historias. Ese tiempo, y el tiempo que dediqué a acompañar en el tanatorio, me ayudaron a conocer a muchas familias en el tú a tú. La parroquia estaba casi muerta en actividad pastoral, y tenía mucho tiempo libre y muchas ganas de conocer y de trabajar. Ese tiempo fue fundamental, porque después vino la hiperactividad donde ya no tenía tiempo ni para freír un huevo, y llegaba tarde a todos los sitios.

            Mi corazón latía por la misión en África. Nuestro querido obispo Don Ramón Echarren+ (que en paz descanse) me había prometido que cuando él se jubilase me firmaría la carta para hacer el curso de preparación misionera. Lo que yo nunca pude imaginar fue que me costaría un ojo, un pulmón y parte del corazón… salir de la parroquia. Mala, Tabayesco, Guinate, Ye, Máguez, Órzola, Punta Mujeres, Arrieta y Haría se habían apoderado de mí en tan solo cinco años. Mi salida fue traumática. Lo pasé muy mal porque sentía que Dios me quería misionero, pero yo quería ser conejero. Fue una lucha interior que me costó muchas lágrimas, pero Dios fue más fuerte.

            Desde entonces creo que nació entre ustedes y yo una amistad más linda, más hermosa, más limpia, porque ya no es la de un párroco con sus feligreses, sino la de un amigo sacerdote misionero con un pueblo nacido al calor de un volcán. Por eso hoy, quiero agradecerles su fe, que fue la que de verdad nos unió y nos sigue uniendo: Dios nos hizo compañeros de camino y hoy ustedes hace casi 25 años que acompañan mi vida y misión como cristianos comprometidos. Les agradezco la amistad que he sentido en todo momento, pero muy especialmente cuando falleció mi madre, en los malos momentos, y también en cada visita a la isla, donde veo siempre caras alegres por el reencuentro. Y les agradezco el cariño, que sé que no es a mi persona, sino a Dios y a los más pobres, porque ustedes saben que Dios es amor, y en ustedes veo siempre el rostro misericordioso del Padre que no olvida a su pueblo.

            Gracias, gracias, gracias a todos y por todo, pero especialmente por sus oraciones.

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